Sometimes it takes one to kill one

Hola, queridos lectores.

Comienza una nueva y europeísta semana, en la que plenos de libertad, al fin, cabalgamos juntos hacia un horizonte común. Pero aún nos persiguen las ominosas sombras de esas cadenas que no conseguimos ni conseguiremos jamás despistar, y que tantas veces han puesto límite a la plena realización en nuestras estúpidas, estúpidas, estúpidas, estúpidas vidas, impidiendo a nuestras aladas monturas emprender el definitivo vuelo al infinito de la locura y la estupidez: la Realidad, y sus consecuencias más directas, como la razón, el sentido común, las leyes físicas, y todas esas cosas que convierten los lunes en El Horror que son.

No contento con la que se me viene encima (la semana), y en un alarde de masoquismo digno de un espectador de Documentos TV, he adquirido del modo más legal que me ha sido posible una película documental de visión obligada (mientras no se convoque un referéndum que pueda imponer lo contrario) para todo cinéfilo que se precie: Fahrenheit 9/11

Y no contento con eso, he planeado realizar un análisis tan exhaustivo como me sea posible sobre lo que en ella se relata ¿Cómo? ¿Por qué? No tiene demasiada importancia lo que pueda adelantarles a ese respecto. Simplemente tengan un poco de paciencia, que mi experiencia en estas lides es nula. Haré lo que pueda, y lo que sea llegará, y será a este mismo blog.

Vaticino que antes del 2006 la verdad definitiva acerca de Michael Moore será desvelada. Y yo estaré ahí para mostrarla.

Frater Sutsugua+